No estábamos jugando Risk, pero lo parecía. Jugábamos Adigma, un juego de habilidad mental. Pero se desató una guerra uno a uno entre mi vecina y yo. Ya no importaban los demás jugadores, sólo éramos ella y yo, peleando por el primer lugar.
Desde hace unos meses que le gané una partida, decidió ponerme en la mira. Pero ahora que estaba más relajado, simplemente mostró evidentemente que yo era el oponente a vencer.
En fin, fue divertido. Instructivo además.
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