Pero en éstos tiempos, llamarse Alejandro tiene varias curiosidades.
- Es un nombre muy común por lo que al caminar por la calle, es normal escuchar mi nombre sin que se refieran a mi.
- Me encuentro a una amplia variedad de tocayos. He llegado a estar en una habitación, hasta con cuatro al mismo tiempo.
- Lo mismo aplica en las agendas de teléfonos, muchas veces me marcan de forma errónea. Siempre les digo que apunten los apellidos.
- Se pone mejor... algunas veces me marcan al celular sin que se den cuenta, sólo se escucha el audio de fondo. Incluso, llego a colgar, pero por algún motivo, las llamadas se reanudan, hasta que les mando un SMS avisando que me están llamando. Para mi sorpresa, también sucede con los smarthphones.
- En redes sociales, soy de los primeros en ser "marcado" en cadenas y fotos.
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