Justo ayer estaba cotorreando con un cuate en un lugar mas o menos público, ya casi nos íbamos. A un lado de nosotros, a escasos dos metros, un hombre serio de edad avanzada acababa de llegar.
La conversación fue lo suficientemente divertida, como para que en un momento dado, el señor no pudo evitar dar una carcajada haciendo evidente que estaba oyendo nuestra conversación.
Es bonito sacar sonrisas a gente insospechada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario